Rendirse es extremadamente fácil. Dejarse llevar, dejarse vencer por la melancolía y los sueños frustados de una vida mejor. Pero es que la vida nunca es buena del todo. No sería genial para nada si fuera simplemente rosa y feliz, pues indudablemente las lecciones más importantes las aprendemos de las experiencias más duras y tristes, y es verdad es irrefutable.
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